28 June 2016

BUSCAR LA MEDIDA


Últimamente pareciera que, de algún modo, se hubiera perdido la medida de las cosas, como si por algún motivo se hubiesen abolido los antiguos pactos silentes entre nuestro cuerpo y los objetos, las habitaciones o los campos de cultivo, restaurados tras las crecidas de los ríos por los remotos agrimensores. Tal vez fueron precisamente los pasos y los codos, las manos y los pies, los primeros instrumentos y unidades de medida, la norma anterior al número e incluso quién sabe si anterior al lenguaje que hoy conocemos. De alguna manera, nuestro cuerpo ha sido -directamente- la medida de las cosas. Nuestra existencia es cuerpo a cuerpo ininterrumpidamente.

Trabajar a escala uno a uno supone un tú a tú con el afuera, un cara a cara con las cosas que sin duda se ven asaltadas por nuestras manos, acorraladas por los moldes que establecemos a nuestra conveniencia. Recuerdo bien los planos de Alejandro de la Sota, revisados pacientemente en su propio estudio durante meses. Aunque los detalles no le interesaran demasiado (1), a pesar de su conocida devoción por la poética, la abstracción o la transparencia, gustaba de trabajar con la escala real de las cosas -proyectar en su medida- como si aquellos muros ligeros se ensamblaran directamente en el papel y en su exacta configuración métrica, allí directamente, como una partitura en la quietud de su propio estudio (2). Ventajas del refinamiento háptico de Don Alejandro.

"La obra creativa exige identificación, empatía y compasión corporales y mentales" (3). Interesa el concepto compasión corporal introducido aquí por Pallasmaa ante el hecho creativo, no tanto como sentimiento de pena o conmiseración sino más bien -intuimos- como un afecto del ánimo, una forma in extremis de la pasión. Desconocemos el pulso de Miguel Ángel durante la creación del David, su estado de ánimo ante lo colosal. En la imagen, el dedo de una restauradora indica algún minúsculo objetivo, alguna imperfección intolerable -precisamente- por su medida, la medida que puede ser vista y señalada, demasiado grande e intrusiva para el David aunque nosotros apenas podamos reconocerla. Conviene no renunciar a la emoción por la medida, conviene no renunciar a su búsqueda: vayan al lugar más espacioso que les permitan, tomen el lienzo más grande que encuentren y échense encima. Después dibujen, busquen la medida.

NOTAS

(1) Alejandro de la Sota suprimió los detalles constructivos en su monografía más importante y reveladora, la que él mismo supervisó personalmente para la editorial Pronaos en 1989.
(2) Posiblemente la música y su medida fue una de las grandes abstracciones poéticas para Sota, la música es la más abstracta de todas las artes, solía decir. 
(3) Juhani Pallasmaa, Los Ojos de la piel, Gustavo Gili, Barcelona, 2006, pág. 12.

Fotografía: Restauración del David de Miguel Ángel, 2004 (año de su 500 aniversario). Autor desconocido.

2 comments:

  1. Qué increíble texto. Nosotros tenemos un estudio de arquitectura en Barcelona y desde aquí nos asombra este escrito. Gracias por compartirlo.

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  2. Hermosa ciudad -ella sí que asombra- suerte en Barcelona y gracias por vuestro amable comentario.

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