14 June 2016

A TRAVÉS DE LAS MANOS


Hablamos poco de las manos. Tal vez porque el Mundo se ha vuelto un poco menos Manual en favor del surco digital de la huella y sus rutinas, como el pasar automático y dactilar sobre la suave retina de nuestros dispositivos móviles. No hace tanto la mano era sinónimo de talento: tiene mano se decía, haciendo referencia al buen dibujar e ingenio del agonista. Como una ambición silenciosa, como un atributo, deseamos "pensar con las manos" (1). No hace tanto la mano era sinónimo incluso de nuestras aspiraciones colectivas, una mano en plural, la suma en realidad de todos y cada uno de nosotros: manos a la obra se decía. No hace tanto el Mundo sucedía a través de las manos.

En arquitectura las manos establecen una singular intermediación con el afuera. Por un lado las manos exploran, reconocen la materia como terminales fundamentales en el proceso perceptivo: las manos son ojos para mirar de otra manera. Por otro lado, las manos establecen una relación mensurable con el espacio y los objetos que en él habitan, las manos son instrumento de medida e interpretación -por ejemplo- de un libro, una cama o una sombra animada sobre la pared. También las manos son un signo indescifrable de nuestro tiempo, un testigo de lo que seremos y sin duda aquello que algún día fuimos. En palabras de Héctor Abad: "Como escamas de un pez / o piel de cocodrilo / el dorso de mi mano es mi pasado / acuático y marino" (2). 

En la imagen, un pescador extiende la red en el aire justo antes del suave amerizaje. Abalanzado sobre el agua en un extremo de la embarcación, vertical como un mástil escorado gracias a la connivencia de su contrapeso, el buscador de peces habilita la estructura mínima y necesaria para su propósito: la red gira en el aire en una suerte de estado astronáutico, una galaxia fugaz conectada a los pescadores y sus aspiraciones a través de la fuerza de una sola de sus manos, la mano a través de la cual los Hombres se prolongan y se extienden sobre una hoja de papel o -a pecho descubierto- sobre el horizonte. Cada uno de nosotros se desborda sobre el Mundo a través de las manos.

NOTAS 

(1) "Pensar con las manos", Alberto Campo Baeza, en Aprendiendo a pensar, Buenos Aires, Nobuko, 2008, págs. 66-67.
(2) Héctor Abad, "Mi elemento", en Testamento Involuntario, Valencia, Pre-textos, 2015, pág. 92.

Fotografía: "Pavo Real del Mar",  Leo Matiz, 1939.  

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