24 February 2014

LA PIEDRA DE LA LOCURA


Toman fuerza las noticias sobre el inminente derribo de la Central Lechera Clesa, obra del arquitecto Alejandro de la Sota en Madrid (1). Lamentablemente, este tipo de despropósitos nos resultan familiares y las imágenes de las primeras amputaciones sobre la Pagoda (Fisac) asaltan nuestra memoria junto a otras, más borrosas, de la casa en Doctor Arce (Sota), el frontón Recoletos (Torroja y Zuazo), la piscina La Isla (Gutiérrez Soto) y tantas y tantas obras de buena arquitectura sustituidas por iconos del "crecimiento" y el "progreso". El catálogo de Bienes de Interés Cultural del Ayuntamiento de Madrid no tuvo a bien incluir ninguna de estas obras, como tampoco aparecen hoy el Gimnasio Maravillas (1961), las naves del CENIM (1963), el Colegio Mayor César Carlos (1967) o el Centro de Cálculo de la Caja Postal de Ahorros (1975). Y no se trata solo de Sota o de Madrid. La mayoría de las obras maestras construidas en España a partir de los años cincuenta por una generación realmente excepcional de arquitectos, no están debidamente protegidas ni catalogadas (2). Es el caso de cientos de proyectos ejemplares de arquitectura, hallazgos de un momento determinado de nuestra historia, lugares comunes en los que reconocer claramente el valor de nuestro oficio y que ahora permanecen en una suerte de limbo (a)cultural: ejercicios suficientemente maduros como para reconocer en ellos la gran obra, pero demasiado jóvenes para formar parte del conjunto de bienes tangibles e intangibles al que de forma genérica, aunque no muy rigurosa, llamamos Patrimonio (3). 


Decía una conocida representante pública madrileña que a los arquitectos "habría que matarlos", agraviada ante la "horrorosa" visión que al parecer le ofrecía el Ayuntamiento de Valdemaqueda, obra sutil, precisa, muy acertada a nuestro juicio (4). No va usted mal encaminada, señora: destruir la arquitectura es matar un poco a todos los arquitectos, repetir la "Extracción de la piedra de la locura" (5). Pero no seamos hipócritas: si se preguntase a cualquier ciudadano anónimo sobre la conveniencia de proteger o no la "Fábrica Clesa", la necesidad de salvaguardar este "otro" patrimonio (en este caso industrial), la respuesta pondría de manifiesto la enorme brecha que existe entre arquitectura y sociedad. No ayudan las sucesivas reformas educativas en las que progresiva y decididamente las humanidades, el arte, la historia y la arquitectura han perdido espacio en las aulas; o la escasa labor de nuestras instituciones y escuelas de arquitectura en la divulgación y puesta en valor de nuestro trabajo ante la sociedad. En algo nos hemos equivocado todos. Tampoco faltarán entre nosotros, los propios arquitectos, aquellos defensores de un estado legal que antepone a la cultura, como instrumento que dota de cohesión e identidad a un colectivo, la inviolable y sagrada ley de la propiedad privada, sin atender a otros derechos también legítimos de carácter colectivo y transversal.

La desaparición de la Fábrica Clesa constituiría un error imperdonable, otra tragedia. Desde estas líneas me gustaría declarar enérgicamente mi más absoluto rechazo a la demolición de todo o parte de una de las tres grandes obras construidas por Sota al mismo tiempo, a la vez, y que ahora muchos valoramos entre las más importantes obras de arquitectura española del Siglo XX: Central Lechera Clesa, Gimnasio Maravillas y Gobierno Civil de Tarragona. Aprovecho la ocasión para ponerme a disposición de las instituciones y personas que libremente estén interesadas en la defensa y protección de la obra, de la administración pública (a la que animo a estudiar la posibilidad de una permuta u otra de las múltiples soluciones que sin duda podrán surgir tras la justa valoración de la situación), así como el asesoramiento desinteresado a los actuales propietarios del inmueble con el fin de atender sus nuevas solicitudes respetando, en cualquier caso, el proyecto y la obra de Don Alejandro. A todos estoy seguro llegará de alguna forma esta proposición. Salvemos Clesa. No permitamos que la razón sea operada por esta locura. 

Miguel Ángel Díaz Camacho. Arquitecto.

Imagen de Clesa procedente del archivo de la Fundación Alejandro de la Sota.

NOTAS

(1) Central Lechera Clesa, calle Cardenal Herrera Oria 67, Madrid. Alejandro de la Sota 1959-63. En colaboración con Manuel Ramos, ingeniero agrónomo.
(2) En ocasiones, la documentación original de los proyectos no se encuentra en los Colegios de Arquitectos, ni Ayuntamientos, ni Archivos Provinciales correspondientes; DOCOMOMO solo registra obras anteriores a 1965. Por suerte en este caso, la documentación original sobre Clesa se encuentra en el antiguo estudio del propio Sota y actual sede de su fundación.
(3) Patrimonio procede del latín Patri -padre- y Monium -recibido-.
(4) Ayuntamiento de Valdemaqueda, Madrid. Ángela García de Paredes e Ignacio García Pedrosa 1996-98.
(5) La extracción de la piedra de la locura. El Bosco (hacia 1490). Museo del Prado, Madrid.

6 comments:

  1. Perfecto ejemplo de esa ruptura entre arquitectura y sociedad. Es evidente que necesitamos "coser" y cerrar esa herida, debemos recordad a la gente, por ejemplo, que la torre Eiffel de París fue denostada durante su construcción y en su época y se pedía su derribo (http://www.tour-eiffel.fr/es/todo-saber-sobre-la-torre-eiffel/archivos-tematicos/71.html) para recordarles que, a veces, hay que confiar en el criterio de los que más conocen antes de tomar una decisión que no se pueda revertir.
    Gracias por tu artículo.

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    1. Gracias Cristina por tu comentario. El problema de la educación sobre arquitectura no es menor: no se puede pedir a nadie que valore algo que no conoce. Las reformas constantes desde el ministerio de educación no ayudan, por eso los colegios de arquitectos, las delegaciones territoriales, las escuelas de arquitectura y las asociaciones civiles de carácter cultural, desde la pequeña escala, ahora resultan tan importantes. Saludos.

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  2. Con esta noticia me pongo de luto. En 1964 colaboraba con el Ayuntamiento de Madrid, sección de Industria, para la concesión de licencias municipales y tuve la suerte de resolver personalmente ese expediente. Me llamó la atención no sólo la edificación, también la buena y moderna ejecución del proyecto industrial. Fue un orgullo

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  3. Gracias por el comentario, Pedro, si guardas alguna documentación de esa época no dudes en ponerte en contacto conmigo, me interesa mucho. Saludos.

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  4. Hola

    He creado, en colaboración con la fundación Alejandro de la Sota, una petición de firmas contra el derribo de la central de CLESA.

    Os agradeceria que me ayudarais a difundirlo, si es posible añadiendo el enlace a vuestra página

    este es el enlace

    http://www.change.org/es/peticiones/ayuntamiento-y-comunidad-de-madrid-eviten-el-derribo-del-edificio-de-clesa

    Gracias y un saludo

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  5. Hola Álvaro, aquí queda registrado el enlace, daremos difusión a vuestra iniciativa, saludos.

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