2 February 2011

Celebrity Sostenibilidad

A pesar de los Acordes y desacuerdos establecidos en la reciente cumbre de Copenhage, la sostenibilidad se ha convertido en el vector direccional que orienta, en armonía paraláctica, a la política, la industria, la ciencia o el arte. La fiebre voraz del sistema global ha encontrado una nueva playa virgen, un lugar habitado hace años por muy pocos en el que ahora comienza a ser difícil encontrar un hueco para plantar la sombrilla. Precoces normativas internacionales fijan ambiciosos objetivos a medio plazo: 20 20 by 2020, de la Comisión Europea, Code for Sustainable Homes, en Reino Unido, el estándar Passiv Haus, en Alemania. Normativas, entidades certificadoras, asesorías, aseguradoras, impuestos, controles, productos, materiales…todos toman posiciones entorno al indefinido concepto de la sostenibilidad, convertida en poco tiempo en una nueva Celebrity de la que ya muchos desconfían.


En este nuevo éxodo para nuestra civilización, no podemos acomodarnos en el vagón de cola, arrastrados de nuevo, y tal vez como siempre, por una locomotora mercantil que nadie parece tripular realmente. Sólo conseguiremos generar dinámicas realmente sostenibles cuando el comportamiento de los seres humanos y la gestión de sus asentamientos, sean responsables con el territorio (el paisaje) y solidarias con el resto de individuos (el paisanaje). Para ello debemos invertir el actual orden de prioridades: sistemas activos, sistemas pasivos, estrategia y, por último el comportamiento, de tal modo que cada uno de nosotros sea, precisamente, una parte del motor del cambio, y no un receptor final de imposiciones legales o iniciativas del sector financiero.

En primer lugar deberemos convencer e involucrar a todos los agentes sociales de la importancia de generar asentamientos más eficientes energéticamente, promoviendo el cambio global desde el comportamiento individual; en segundo lugar debemos utilizar estrategias sostenibles desarrollando un nuevo planeamiento energético que optimice los actuales consumos del Manhattan: mapas de desplazamiento, diagramas de sincronización horaria, programas de centralidad,  diseño razonado de las infraestructuras, industrialización táctica de procesos, procedimientos para la rehabilitación, etc.; en tercer lugar practicaremos una arquitectura de tectónica limpia, plena en sistemas pasivos y soluciones bioclimáticas: sin coste adicional, sin mantenimiento, sin reparaciones y, sobre todo, asegurando la mayor parte de la reducción del consumo energético; por último, nos serviremos de la tecnología y los sistemas activos, de modo que éstos sean un complemento de la concienciación social, el planeamiento energético y los sistemas pasivos. De este modo se conseguirá reducir el coste de sustitución de tecnologías obsolescentes que en poco tiempo quedarán reducidas a Delitos y faltas.


Miguel Ángel Díaz Camacho (2010)


Publicado originalmente en la revista Hábitat Futura nº24, enero 2010, pág.10.

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