20 January 2014

ARQUITECTURA Y RETORNABILIDAD


La semana pasada recibimos oficialmente la certificación académica que nos convierte en beneficiarios de la II Convocatoria I+D+i de Ayudas a la Investigación de la Universidad Camilo José Cela. La noticia nos hace especial ilusión al constituir el proyecto de investigación presentado (AARCE_Arquitectura Avanzada de Residuos Cero), una de las líneas de trabajo que más nos interesa y que actualmente estamos desarrollando en el estudio gracias a la elaboración del proyecto de nuestras unidades habitacionales TWINS. Simplemente nos preguntamos: ¿cómo podemos influir en el diseño de una economía que favorezca la aparición de arquitecturas de bajo impacto ambiental? Tal vez colaborando con la industria desde la investigación se pueda estructurar el proceso.  

En los últimos años el interés de la sociedad por el consumo y la utilización de productos de bajo impacto ambiental se ha incrementado de manera notable. A nivel general han surgido diferentes etiquetas ecológicas de producto, reclamadas por un nuevo modelo de consumidor concienciado con cuestiones como el Cambio Climático y cada vez más influyente en el mercado, así como por la creciente Responsabilidad Social de las propias empresas. El objetivo general de estas etiquetas y declaraciones ambientales persigue fomentar el uso de productos y servicios respetuosos con el planeta, impulsando un modelo de mercado compatible con el respeto medioambiental a través de una cuantificación verificable y precisa sobre los ciclos de vida de cada producto.


En el sector de la construcción algunos fabricantes están elaborando para algunos de sus productos, un DAP (Declaración Ambiental de Producto), cuyo procedimiento se desarrolla en la norma UNE-ISO 14025 de 2006. Esta declaración proporciona datos ambientales cuantificados utilizando parámetros predeterminados en las normas ISO 14040 e ISO 14044, lo que en la práctica se traduce en la elaboración de un ACV (Análisis de Ciclo de Vida). Se trata de un procedimiento objetivo para evaluar las cargas ambientales asociadas a un producto, proceso o actividad, identificando y cuantificando el uso de la materia, la energía o los residuos. Es importante señalar que no existe un único método para la realización de un ACV y que no existe aún una base científica para llegar a una puntuación global. Uno de los aspectos claves a la hora de realizar una ACV en el sector de la construcción será la “reciclabilidad”, existiendo procesos específicos de asignación que analizan el valor económico, las propiedades físicas y el número de usos posteriores. Sin embargo, la “retornabilidad” de los productos, es decir, su reutilización directa sin llegar a constituir en ningún momento un subproducto (y menos un residuo), no se contempla como un incentivo en los actuales informes de ACV o DAP.

El proyecto AARCE propone precisamente la consideración de la arquitectura como un ecosistema de componentes retornables, un importante avance cultural en términos sociales, económicos y ecológicos que supone la transformación de la industria de venta de productos (S. XX) a la empresa de servicios por componentes (S. XXI); la aparición de una arquitectura de residuos cero, rápida, eficiente, flexible, económica y ecológica; la disminución drástica de las cargas ambientales de producto al suprimirse el inicio y el final de la cadena que afecta a la destrucción del planeta (extracción de materia y vertido de residuos); y la generación de un nuevo mercado soft economy basado en la modulación e intercambio de componentes. Sin duda, este cambio de modelo empresarial, favorecerá el progresivo establecimiento de procesos constructivos participativos “Open building”, una evolución de la industrialización y prefabricación que alcanzó menos repercusión y desarrollo de lo deseable durante el Siglo XX (debido fundamentalmente a la poca demanda social y la baja implicación de la industria), y ello a pesar del enorme esfuerzo individual de muchos arquitectos e ingenieros por avanzar en sistemas completamente industrializados, como Fuller, Prouvé o De la Sota.




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