Cuentan que el arquitecto
japonés Ryue Nishizawa comienza siempre sus charlas y conferencias mostrando una pintura de la antigua ciudad
de Kioto: “Sí, (es cierto) porque creo que esa pintura es el ejemplo más
importante sobre cómo es hoy la arquitectura en Japón. Creo que hay dos cosas
muy importantes en la conformación de la construcción de las ciudades: primero,
que no hay un centro de la ciudad como lo conocemos hoy, y por tanto, también
desaparece el concepto de periferia” (1). Llama la atención esta significativa consideración
de una pintura de comienzos del Siglo XVII, tanto que se refiere a ella como “el
ejemplo más importante” sobre cómo debería ser hoy la arquitectura y la ciudad, una suerte de futuro primitivo
al que deberíamos encomendarnos.