Existe en la Quinta Avenida de
Nueva York una ventana sobre la cual la gente se agolpa desde la calle. Noche y
día, sosegadamente, imaginamos casi en silencio. Una ventana seductora e
hipnótica como una puesta de sol o una lluvia de estrellas. Nadie podría
imaginar que en realidad, lo que se admira con la emoción propia del corsario ante
La Isla del Tesoro, es nada más y nada menos que la poderosa caja fuerte del
banco para la Manufacturers Trust Company.
Diseñado por Gordon Bunshaft y
Charles Evan Hughes, ambos integrantes de la firma norteamericana Skidmore,
Owings & Merrill, el banco abre sus puertas en 1954 en el cruce entre la
Quinta Avenida y la calle 43. Y las abre precisamente a través de ésta última,
reservando el valioso frente de la Avenida como un mirador panorámico hacia el
interior del edificio (1). La estrategia programática apuesta por la exhibición
de la caja fuerte de la entidad, usualmente reservada en los proyectos
bancarios al búnker blindado, recóndito y protegido del subsuelo. El retranqueo
de la planta principal superior genera un espacio a doble altura visible desde
el exterior, una suerte de urna impúdica y monumental para el largo cortinaje y
telón de un escenario sobre el que
tiene lugar la presentación de una banca renovada y transparente, una
invitación afilada del sistema
optimista y hercúleo del país más poderoso del mundo en los 50.
Proyectar es programar (2). Interesa
aquí el sentido de la palabra programar
como organización de acciones e ideas, el proyecto como estrategia de apropiación
del espacio frente a su simple distribución,
palabra prohibida para nosotros (3). El banco para la Manufacturers Trust Company supone la creación de una nueva
tipología desde la inversión del programa, al tiempo que resuelve con suma
elegancia la relación entre la calle y la entidad financiera, ahora devaluada
ante los llamativos colores corporativos, el parpadeo de los cajeros
automáticos y las ofertas de depósitos, seguros o cuentas nómina. La ventana de
Bunshaft y Hughes se presenta como un horizonte, una promesa, una de esas
fuentes en las que tan solo deslizando una moneda se pudiera alcanzar al menos
una de nuestras más recónditas aspiraciones. La ventana de los deseos.
NOTAS
(1) La obra ha sido reformada no
sin polémica y en la actualidad constituye la flag store de la cadena de tiendas de moda canadiense Joe Fresh. La
caja fuerte ha sido desmontada y el interior ha sido completamente reformado,
presentando nuevos accesos (oh!) desde la Quinta Avenida.
(2) Programar: idear y ordenar las acciones necesarias para
realizar un proyecto. Definición segunda del Diccionario de la Lengua
Española, RAE.
(3) La arquitectura no puede ser distribuida. Insistiremos sobre esta
idea en éste y otros escritos, ver también: “Acción y borrado”, “Otros parques”, “El límite de la arquitectura” o “La gestión de lo impredecible”.
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