En 1957 Paulo Mendes da Rocha diseña la
silla "Paulistano" para los salones del Gimnasio del Club Atlético de São Paulo. Conviene rescatar esta breve descripción en la que técnica en el diseño y compromiso social parecen dos caras de una misma moneda: "La silla está hecha con
tubo de acero, que es muy barato. Se puede comprar de la medida exacta, se
manda curvar y se le da solo un punto de soldadura. El revestimiento se hace
donde uno quiere. Es una silla hecha para costar unos setenta u ochenta euros,
pero los fabricantes de muebles dicen que nadie te valora si vendes barato.
Esta silla la hice en 1957. El primer revestimiento lo cosió la mujer del
herrero que curvó el acero" (1).
A pesar de pertenecer a la familia moderna de sillas realizadas a base de tubos curvados (Mart Stam, Marcel Breuer, Le Corbusier, Mies van der Rohe...), Mendes da Rocha pone el acento -casi 30 años después- en dos aspectos fundamentales del diseño: la sobriedad en lo económico y la flexibilidad en la adaptación final del objeto por parte del usuario. Quizá estos dos parámetros conviertan al tipo "Paulistano" en un rudimentario elemento mueble, menos refinado que sus predecesores: bastan una tubería de calefacción de una pulgada -esas que tanto gustaban a Sota- y un tejido bien resistente; sobran el cuero, los cromados y en general cualquier atisbo de exclusividad como señal del buen gusto o del sedentarismo. La belleza es atributo universal e inclusivo.
Tal vez lo verdaderamente moderno no haya sido aún realizado como legítima aspiración colectiva, la idea del diseño para todos no como una utopía o ente abstracto, sino como verdad práctica -o poética- que podamos desarrollar desde la elegante sencillez de un artificio cualquiera: "La
idea del diseño industrial era que la industria produciría a escala de la
población. Eso solo puede imaginarse en un mundo moderno; tan moderno como
todavía no ha logrado serlo hoy, moderno como expectativa, no como algo
conseguido, porque ese es el verdadero sentido de lo moderno, el de un
mundo que produce para todos" (2). Seguimos pues a la expectativa de lo moderno.
NOTAS
(1) Paulo Mendes da Rocha, "La ciudad
es de todos", Barcelona, Fundación caja de Arquitectos, 2011, págs. 49-50.
(2) Ibídem.
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