Hace algunos meses recibimos el encargo de escribir un texto breve sobre el trabajo de un estudio de arquitectura próximo. No se trataba de una crítica disciplinar propiamente dicha, sino un acercamiento a su producción arquitectónica desde la experiencia y conocimiento personal de los autores. Para nosotros fue una suerte poder escribir sobre el Grupo Aranea y desde aquí agradecemos a bRijUNi Arquitectos la oportunidad de participar en esta interesante iniciativa. El resultado ha sido recogido en formato exposición y catálogo bajo el título común "Couples & Mirror Co. 22 Stories of Spanish Architecture".
El desorden necesario.
La primera vez que tuve ocasión
de saludar al Grupo Aranea fue en un aula de la Universidad de Alicante. Nada
más entrar comprobé que allí nada operaba en la forma convencional de la academia: los estudiantes, organizados
en grupos autónomos, debatían acaloradamente entre ellos con la participación
de asociaciones de vecinos, voluntarios e invitados sorpresa, como yo. Paco
Leiva me introdujo brevemente el ejercicio de curso que estaban realizando, Ábrete Séneca se llamaba; los alumnos me
explicaron detalladamente sus propuestas en forma de mapas, vídeos y diagramas,
así como su prolongación fuera del aula: reuniones con el ayuntamiento,
ciudadanos, creación de una plataforma web, un crowdfunding… Los límites entre la arquitectura, la ciudad, el
paisaje y el paisanaje se encontraban aquí hábilmente desactivados, fluidos
como el interminable fondo vegetal que Paco dibujaba simultáneamente en la
pizarra, un ejercicio flamígero de halterofilia botánica que surgía delicada y
compulsivamente, sin esfuerzo aparente por su parte.
Tal vez una de las características
de la arquitectura de Marta y Paco sea precisamente esa aparente falta de esfuerzo, su tolerancia, su contumaz
perseverancia ante procesos informales en un mundo híper-reglado, normalizado y
preceptivo hasta la extenuación de cualquier forma de inteligencia. Tal vez por
ello la naturaleza o la memoria sean dos de sus grandes obsesiones. Tal vez por
ello la escala de la arquitectura se encuentre continuamente superada,
trascendida, como si al final siempre hubiese algo más grande sobre lo que
dirigir la mirada: lo siguiente más grande. Y sin embargo, en este feliz juego
de inter-escalaridades, el hecho
disciplinar más tangible en arquitectura, la construcción siempre concreta,
parece salir reforzada, bien atendida en las cuestiones programáticas,
materiales, dimensionales, cromáticas, estructurales, geométricas o espaciales,
desvelando finalmente cada obra el enorme compromiso adquirido. Gracias por la
batalla silenciosa y el desorden flamígero: el desorden necesario.
Imagen: casa Carreret, La Nucía, Alicante, Grupo Aranea 2014. Más información aquí.
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