"Conservo un recuerdo excepcional, incluso creo que prodigioso, de todos los lugares donde he dormido". Con estas palabras Georges Perec inicia el capítulo dedicado a la habitación dentro de un fantástico ejercicio de literatura experimental publicado en 1974: Especies de Espacios (1). La experiencia del sueño se vincula a la experiencia arquitectónica como herramienta primera de la memoria, trascendiendo la vulgar idea inmobiliaria del dormitorio: el granero seminal, la alfombra mullida del palacio, la translúcida tienda de campaña o los cojines sobre el nudoso crujir de la madera en el desván. Lechos de fortuna, escenarios, lugares donde quedarse dormido.
"Al parecer, la arquitectura hace el mismo trabajo que la escenografía, crea unidades de ambiente, atmósferas o acontecimientos, como se quiera llamar, pero con más peso, acarreando más material, de una manera más lenta" (2). Cuando Smiljan Radic proyecta un bellísimo armazón de madera en la exhuberante Isla de Chiloé, lo llamará, sencillamente, Habitación (3). Una estructura artesanal, a base de escuadrías unidas a media madera entarugada, establece un espacio rectangular de una sola planta ligeramente elevado sobre el frondoso paisaje. Desde el nuevo plano horizontal en cubierta, se instalará una carpa roja de poliéster, una tienda gigantesca inspirada en las estructuras de los veraniegos circos ambulantes. Quién no quisiera despertar en la espesura bajo la luz iridiscente de esa membrana. Quién no se quitaría los zapatos antes de ascender por la ascética escalera, como obligados por los mismísimos Smithson antes de escalar al cuarto de los sueños en Upperlawn.
La arquitectura es una colección de episodios, "unidades de ambiente" apunta Radic, "atmósferas" Zumthor. La habitación nos propone un plan, habilita la celebración de lo cotidiano, dispone una gramática del bienestar. En primer lugar, la habitación nos invita al espacio inasible de la memoria, la habitación interior, establece un imaginario, una geografía que nos permita recordar la aventura de su propia conquista. En segundo lugar, la verdadera habitación nos ofrece una particular lectura del afuera, prestigiando las noches y sus días, desvelando los vestigios de la gran habitación del Mundo. Intersecciones del habitar. Suma Habitación.
La arquitectura es una colección de episodios, "unidades de ambiente" apunta Radic, "atmósferas" Zumthor. La habitación nos propone un plan, habilita la celebración de lo cotidiano, dispone una gramática del bienestar. En primer lugar, la habitación nos invita al espacio inasible de la memoria, la habitación interior, establece un imaginario, una geografía que nos permita recordar la aventura de su propia conquista. En segundo lugar, la verdadera habitación nos ofrece una particular lectura del afuera, prestigiando las noches y sus días, desvelando los vestigios de la gran habitación del Mundo. Intersecciones del habitar. Suma Habitación.
NOTAS
(1) Georges Perec, Espèces d'espaces, Éditions Galilée, París, 1974. Edición consultada, Especies de Espacios, Barcelona, Editorial Montesinos, 2007.
(2) Smiljan Radic, "El circo", revista 2G nº44, 2007, pág. 139
(3) Smiljan Radic, Habitación en San Miguel, Isla de Chiloé, Chile, 1992-2007.
(2) Smiljan Radic, "El circo", revista 2G nº44, 2007, pág. 139
(3) Smiljan Radic, Habitación en San Miguel, Isla de Chiloé, Chile, 1992-2007.
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