En ocasiones la arquitectura explica los principios de su entorno y, al mismo tiempo, el paisaje justifica, prestigia y autoriza esa arquitectura. Como si la estrategia de proyecto hubiese estado siempre allí, oculta, pero a la vista de todos, como esas flores que crecen entre los adoquines de la calzada, frágiles pero infatigables en su propósito. Como si la arquitectura no pudiera ser de otra manera y, sin embargo, constatara todas nuestras dudas y nuestras contradicciones.
El mercado municipal de Vila da Feira se configura como una inestimable colección de paisajes (1). Su condición abierta lo emparenta con la lonja como tradicional espacio de intercambio, origen del actual espacio público, más plaza que edificio (2); la disposición de las coberturas habilita un espacio introspectivo, un patio interior habitado en buena parte por el sonido y los reflejos de una fuente octogonal; la lluvia discurrirá por las cubiertas hasta jardineras laterales a través de un sistema de canal central y gárgolas situadas en los extremos (3). La topografía del entorno articula el recorrido en dos niveles y se extiende sobre las cubiertas hasta el lejano castillo medieval de Santa María da Feira: la historia y las plegaduras del territorio son parte solidaria de la arquitectura. La cultura local se presenta desde la sencillez del programa (4) o la modestia material de los azulejos blancos y azules, sin renunciar por ello a la técnica del hormigón que habilita los generosos voladizos. Los recursos del país, la raíz del paisaje, se expresan vivamente en el arco iris de la piel de trucha o la verdosa translucidez de las uvas. Los mosaicos incrustados en el suelo, obra de Álvaro Siza o Gouvêa Portuense, representan la vocación universal de la cultura portuguesa.
El mercado municipal de Vila da Feira se configura como una inestimable colección de paisajes (1). Su condición abierta lo emparenta con la lonja como tradicional espacio de intercambio, origen del actual espacio público, más plaza que edificio (2); la disposición de las coberturas habilita un espacio introspectivo, un patio interior habitado en buena parte por el sonido y los reflejos de una fuente octogonal; la lluvia discurrirá por las cubiertas hasta jardineras laterales a través de un sistema de canal central y gárgolas situadas en los extremos (3). La topografía del entorno articula el recorrido en dos niveles y se extiende sobre las cubiertas hasta el lejano castillo medieval de Santa María da Feira: la historia y las plegaduras del territorio son parte solidaria de la arquitectura. La cultura local se presenta desde la sencillez del programa (4) o la modestia material de los azulejos blancos y azules, sin renunciar por ello a la técnica del hormigón que habilita los generosos voladizos. Los recursos del país, la raíz del paisaje, se expresan vivamente en el arco iris de la piel de trucha o la verdosa translucidez de las uvas. Los mosaicos incrustados en el suelo, obra de Álvaro Siza o Gouvêa Portuense, representan la vocación universal de la cultura portuguesa.
"La pedagogía de Fernando Távora no tiene nada que ver con modelos, respuestas sistemáticas, know how. No excluye herramientas. Pero éstas tienen que ver con la condición humana, la apertura, la prudencia, la conciencia de una eventual permisividad, la duda, el deseo, la intransigencia" (5). La arquitectura se establece como uno de los tamices del espacio y el tiempo, la tradición y la técnica, el clima y el territorio, la cultura y la identidad. La arquitectura sucesivamente inclusiva; la arquitectura del "lugar y la ocasión" (6). Fernando Távora o la arquitectura como colección de paisajes.
NOTAS
NOTAS
(1) Mercado municipal de Vila da Feira, Portugal, Fernando Távora 1953-59.
(2) El mercado se resuelve a través de una serie de plataformas y coberturas: no hay muros.
(3) La visibilización de los procesos que afectan al agua será una constante en la obra de Távora en los 50.
(4) Veterinario, puestos de flores y frutos, hortalizas, animales de plumas y pelo o pescado.
(5) Álvaro Siza, "Regarding the architecture of Fernando Távora", Fernando Távora, Lisboa, Blau, 1993, pág. 69. Traducción al inglés del texto original de Álvaro Siza, Peter Testa. Traducción al castellano MADC.
(6) En referencia a este proyecto, Aldo van Eyck en el congreso de Otterlo sugirió sustituir la noción de Espacio y Tiempo por Lugar y Ocasión. Ver Fernando Távora, Lisboa, Blau, 1993, pág. 58.
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