La escuela Montessori de Herman Hertzberger supuso una profunda revisión del programa educativo de aulas y corredores (1), proponiendo un sistema de relaciones capaz de estimular nuevas situaciones y entornos para el aprendizaje. La escala doméstica de la escuela propone en sí misma una cierta familiaridad, una empatía natural con el primer universo de los niños: la casa. La entrada, única, se presenta como una primera habitación exterior, un espacio de encuentro delicadamente establecido entre la diagonal de paso y sus rincones estanciales intramuros. La calle interior se aleja del simple corredor entre aulas y determina un espacio irregular y complejo, de menor altura que las clases y con juegos integrados en el propio suelo: "un espacio adecuado para el uso colectivo por diversos grupos de alumnos, generando una mayor cohesión social y al mismo tiempo, mayor cantidad de lugares para pequeños grupos" (2). La escuela como casa, la escuela como ciudad.
La construcción del programa supone una de las más importantes exigencias de la arquitectura. Cualquier relación ordenada de necesidades o pliego de condiciones de uso, establece un valioso desafío creativo desde el que desplegar una serie de estrategias de apropiación del espacio. La arquitectura exige superar el paradigma de la distribución, desterrar la rígida capciosidad de esta palabra; la arquitectura civiliza, sugiere el acontecimiento colectivo siempre desde el interés de la comunidad; la arquitectura transforma, conecta, avanza, multiplica, matiza, comparte, trasciende la simplicidad mono-funcional y genera situaciones estéreo-programáticas. Frente a los pasillos, las puertas y las habitaciones, frente a la indiscriminada y torticera construcción de tabiques, frente a la mediocridad: la arquitectura de las relaciones.
NOTAS
(1) Escuela Montessori, Delft 1960-66. Ampliada posteriormente en los periodos 1968-70, 1977-81 y 2007-2009.
(2) Herman Hertzberger, "Fifty years of schools", en "The Schools of Herman Hertzberger", Rotterdam, 010 Publishers, 2009, pág. 9.
(3) Dejar fuera el abrigo supone también un gesto de autonomía, una reivindicación de la propia persona, una celebración del individuo en su aproximación al aprendizaje. Sin duda esta solución arquitectónica se integra dentro de los intereses método educativo Montessori que se remonta a 1897.
(4) Las categorías "público" o "privado" siempre son relativas: el espacio público del estar doméstico es sin embargo un espacio privado respecto a la calle. La relación entre el carácter público de un espacio y el establecimiento de ciertos grados de privacidad, ha constituido un reto constante en la obra de Hertzberger.
Excelente aportación siempre Hertzberger!! Gracias Miguel Angel! Alucinante la formalización de las teorías del sistema educativo de los colegios Montessori en el espacio.
ReplyDeleteSi se me permite, me quedo con estas aportaciones llevadas a la sección en las escuelas Apollo de Amsterdam, con un espacio central de los más emocionantes que he visto nunca.
Gracias por el comentario Joaquín. Cuentan que cuando Herman tiene que enseñar un proyecto de escuela, te lleva al Apollo, una suerte haberlo podido visitar. Un abrazo.
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