Los objetos reclaman, en
ocasiones, la aparición de ciertas arquitecturas. Su antigüedad, su rareza o su
valor los hacen dignos habitantes de espacios exclusivos, fuera ya de nuestro
alcance y nuestras costumbres. Los objetos se liberan entonces de las
fricciones que impone el uso cotidiano y ocupan el lugar sensible y protegido
de la presea: enseres transformados por nosotros en depósitos de la memoria a
modo de islas temporales irrenunciables. Diríamos, en términos de
consanguineidad, (re)cuerdos (1).
La delicadeza de Fehn para con
estas estructuras, consigue transformar objeto y soporte en una nueva experiencia
unidad, una sola obra como resultante de distintas épocas, materiales y artes
aplicadas, pero genuina y singular bajo la cruda iluminación natural. El sol
aparece como única lámpara autorizada a desvelar los matices acuáticos de los
cristales, fundiendo vidrios medievales y contemporáneos en una alfombra de
sombras claras e interior refulgente, sombras que revelan la posición
suspendida de botellas y copas en el espacio (y en el tiempo). Frente al
tradicional fondo oscuro del bodegón,
los objetos aparecen aquí sobreexpuestos a una luz brillante y saturada,
adquiriendo dimensión espacial a través del movimiento de las sombras y la
incorporación de la naturaleza exterior. En ocasiones la arquitectura nos reta
desde la máxima exigencia y la menor de las escalas; ser arquitecto
consiste aquí en aprender el oficio y la
alquimia del fabricante de urnas.
NOTAS
(1) Recordar, re-cordis, volver a pasar por el
corazón.
(2) Sverre Fenh, Museo Hedmark,
Hamar, Noruega 1967-1979, originalmente denominado Archbishopric. La independencia nacional noruega obtenida a
principios del Siglo XX, tras casi 400 años de ocupación danesa (la Noche de 400 años), convierte
cualquier objeto anterior al Siglo XV en un tesoro de valor incalculable como
símbolo de la verdadera identidad nacional noruega. Como muestra de su valor, tan solo la mitad de los objetos fueron rescatados, quedando la otra mitad enterrada tal y como se encontró.
(3) La experiencia previa de
Sverre Fehn como diseñador de exposiciones y delicados soportes para objetos se
remonta al Pabellón de Noruega en la Exposición Universal de Bruselas, 1956-58;
la óptica de la calle Prinsengate, Oslo, 1960; o el diseño de la exposición de
arte medieval en Hovikodden, 1972.
Foto: MADC, Museo Hedmark, Hamar, Noruega, Julio 2014.
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