9 February 2015

LA SECCIÓN DEL MUNDO


La idea de atesorar la historia universal de la arquitectura, la escultura y la pintura, asombra y aterra a partes iguales. Si la cámara de los tesoros forma parte además de un programa doméstico, nos encontramos ante una seductora entelequia del habitar: la vida como inmersión permanente en la cultura; la colección como la representación misma de su habitante y creador; la casa como resumen del universo.

La casa museo de John Soane en Lincoln's Inn Fields ocupa tres viviendas consecutivas cosidas gracias a los proyectos sucesivos del propio Soane (1). A la estructura longitudinal de las casas entre medianeras, se contrapone la disposición transversal del museo, instalado en la parte posterior como elemento vertebrador de las tres edificaciones. La sección transversal revela una concepción pre-moderna del espacio, presentando un continuo fluido y a la vez cualificando la luz de cada estancia desde un sofisticado catálogo de bóvedas y lucernarios. La colección, precisa y celosamente adquirida durante toda una vida, lo inunda todo, disolviendo la presencia de la arquitectura en una atmósfera heterogénea saturada de imágenes de procedencia dispar: "la casa de Soane es la historia de Soane, la autobiografía de Soane, una autobiografía que obligaría, por otra parte, a una interpretación de la casa en clave literaria: [...] la autobiografía, la casa, es la versión más real de la vida, de una vida en la que el mundo de la ficción deseada se entrecruza con la representación del papel que cada uno juega en ella" (2). 

La casa museo de John Soane aparece como una antología del Mundo, un gabinete (3), un Wunder Kämmerlein, un lugar desde el que convocar la historia de la Cultura como propia: un ejercicio de sumisión desde uno de los espejismos del conocimiento (4). Como si para ser un verdadero arquitecto fuese necesario no ya conocer la Arquitectura, sino diseccionar su propia naturaleza; ofrecer toda una vida a su estudio, colección, dibujo y clasificación; convertir la cultura y la existencia en una suerte de religión enciclopédica. Solo así se entiende la coexistencia abisal de obras de Canaletto y momias egipcias; cuadros de Turner y copas etruscas; bronces de la antigua Roma y figuras prehistóricas de terracota o cornisas griegas. Como el reflejo desfigurado de su biografía, la casa tesauro de John Soane ofrece la miserable y a la vez sublime exploración de sí mismo: una sección del Mundo.
   
NOTAS

(1) La familia se instala en el nº12 hacia 1792; en 1813 ocupan la nueva casa en el nº13; tras la muerte de su esposa en 1815, en 1823 se compra y rehabilita la casa situada en el nº14, completando la serie de tres casas de ladrillo entre medianeras.
(2) Rafael Moneo sobre la casa museo de John Soane: "4 citas / 4 notas", Arquitecturas Bis 38-39, julio - octubre 1981.
(3) Félix de Azúa se refiere al gabinete como la primera forma de museo, un antecesor del espacio público; el caso de Soane resulta un caso paradigmático. Ver conferencia Félix de Azúa en el seminario Arquitectura Especulativa, UCJC - Museo del Prado, febrero-mayo 2015. 
(4) A pesar de la aparente representación del poder implícita en el coleccionista, a pesar del recurso ilusorio de lo eterno implícito en la propia colección, a pesar del éxito profesional o el propio placer de crear y diseñar su casa museo, "John Soane no fue un hombre feliz". Ver Sir John Soane's Museum London, London, Merrel Publishers Limited, 2009, pag. 31.

2 comments:

  1. Es un lugar muy, muy curioso... La idea de la casa como un espejo de las obsesiones, gustos, amores de cada uno es fantástica, y queda bastante alejada de la casa hiperdiseñada, perfecta donde la ropa no se seca al sol, sino que se esconde. Las casas de Pablo Neruda, especialmente la de Isla Negra, llena de colecciones de todo tipo, recuerdos, mascarones de proa, los nombres de sus amigos muertos grabados en las vigas de la sala...

    ReplyDelete
  2. Gracias Carlos, efectivamente en ocasiones nos hemos preguntado si la arquitectura no será un pequeño cofre para nuestros tesoros cotidianos, un continente. Sobre ello recuerdo otro texto, LA GRAMÁTICA DEL BIENESTAR: "Tal vez la misión de la arquitectura sea crear las condiciones necesarias para contener todas estas cosas, estimular la mágica experiencia cotidiana, regular las diferentes percepciones del afuera, establecer sin palabras las bases de un idioma que cada habitante deberá articular más tarde. La arquitectura como gramática del bienestar". Un cordial saludo!

    ReplyDelete