19 April 2016

APROVECHAR EL ESPACIO


El espacio es demasiado valioso como para gestionarlo de forma inadecuada. Tal vez su máximo aprovechamiento sea una de las más específicas competencias del arquitecto: habilitar hasta el último de los rincones haciendo que lo pequeño pueda ser grande. Espaciar (abro el diccionario) poner espacio entre las cosas. Estrategias hay muchas en este notable oficio de la eficiencia, conocerlas es uno de nuestros pequeños-grandes placeres (1). De todas ellas, interesan aquí las soluciones que duplican algún elemento conformador del espacio: dobles muros, dobles suelos, dobles ventanas o puertas y cómo no: los dobles techos.

En 1929 Eileen Gray proyecta la reforma de un pequeño apartamento de apenas 40m2 en la rue de Chateaubriand en París (2). A pesar de la superficie estricta y la geometría irregular de la planta, Gray consigue una notable amplitud gracias en parte a la disposición de una serie de armarios cenitales, con el correspondiente catálogo de aperturas en techo y dispositivos telescópicos de acceso. La organización horizontal de los armarios no solo libera la planta de espacios de servicio -para almacenaje- sino que además configura una interesante colección de episodios espaciales o atmósferas en el interior de la vivienda: una solución compleja que integra numerosas variables a un tiempo.

La arquitectura de cavidades y huecos -espacios en el espacio- bien podría parecer una simple habilitación pragmática de algunos elementos constructivos duplicados, ampliados o esponjados para su equipamiento: el espacio es demasiado valioso como para gestionarlo de forma inadecuada. Sin embargo, y concretamente en el caso de Eileen Gray, la constelación de dispositivos cenitales, huecos equipados o mobiliario de múltiples posiciones, habilitan nuevas relaciones entre la arquitectura y el cuerpo humano, convirtiéndose en instrumentos de medida e intermediación. Como los bolsillos en los pantalones hablan el idioma de nuestras manos, las maletas el idioma de los aviones, las bicicletas estáticas el extraño dialecto de los garajes. Cuestión de aprovechar el espacio.  

NOTAS

(1) Las estructuras equipadas (casa del futuro primitivo), los elementos móviles (casa Rietveld Schröder), los dispositivos centralizados (casa Farnsworth), los almacenes mecánicos (casa con dos grúas), los espacios productivos (casa en Planetveien 12), el espacio de los  espejos (casa Domínguez), el mobiliario de función múltiple (silla - escalera)...
(2) Eileen Gray, reforma de apartamento para Jean Badovici, rue de Chateaubriand, París 1929-31.

2 comments:

  1. Hola. Soy de la opinión de que un arquitecto debe saber utilizar el espacio con maestría. Pero, ay, 'aprovechar'. Ese término suena tan mezquino y tan alejado de la buena arquitectura... Una cosa es evitar los espacios mal empleados, residuales, no integrados con el conjunto, ya sea intencionadamente o por descuido. Otra bien distinta es el afán desmesurado por aprovechar hasta el último centímetro cuadrado porque así lo establece el mercado, que es a lo que nos dedicamos la mayoría de las veces, por desgracia. El título 'aprovechar el espacio' no me parece oportuno, ya que el artículo en sí es brillante. Saludos.

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  2. Hola Carlos, gracias por comentar. Pienso que no hay palabras mezquinas -todas me parecen respetables- sino ideas, intereses o actitudes mezquinas. El mercado al que te refieres, el que retuerce seis viviendas donde en realidad solo debería haber cuatro, no aprovecha, sino que dilapida el espacio desde, hacia y por el máximo beneficio económico. Aprovechar, en primer lugar significa -abro el diccionario- "emplear útilmente algo" y en su acepción segunda "hacer bien, proteger, favorecer". También las palabras se pueden retorcer, como el espacio. Me alegra que el artículo ye haya interesado, un cordial saludo.

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